El hombre moderno ha perdido su conexión con la naturaleza y con las cualidades naturales en la que la energía masculina se expresa.
Los retos de la sociedad moderna tienen como consecuencia, stress, tensión crónica, fatiga, violencia, depresión, falta de energía, aislamiento, competición y confusión acerca de nuestro lugar y nuestra función en la vida.
Desde el nacimiento a la edad adulta, experimentamos diversos estados de crecimiento que son la base de nuestro comportamiento de nuestras creencias y de la forma en que percibimos el entorno, forman nuestro carácter, nuestra personalidad, nuestro condicionamiento.
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